Santander, 1918. Mientras la música clásica se extendía por los salones de palacio y adormecía los sentidos de una buena parte de los privilegiados asistentes al concierto, a otros, en cambio, no les bastaba con escucharla para ocultar el grave sentimiento de inquietud que les angustiaba por la complicada decisión que habían tenido que tomar. En la ciudad más mágica que abraza al mar Cantábrico, se pondría en marcha un ambicioso plan con el propósito de revelar un secreto que custodiaba una poderosa familia y que corría el riesgo de perderse en los tiempos aciagos que vivía una Europa convulsa y oscurecida por una gran guerra. Aquello supondría exponer a un hombre inocente a un largo y peligroso viaje que nadie se atrevería a realizar, si no se sentía un amor infinito por la música.
En esta novela surgen constantemente múltiples valores humanos que se ponen a prueba para cuestionar si todos los medios imaginables debieran justificar un fin como el que le esperaba a Mariano.