El novelista de 48 años Robert Hernando, autor de las exitosas obras: Gladius, Gladius II y Grial Montserrat, nos cuenta en este libro, en primera persona y abierto en canal, su experiencia con el mieloma múltiple, uno de los cánceres hematológicos más agresivos que existen y que afecta de tres a cinco personas de cada 100 000. Una enfermedad declarada incurable, aunque, gracias a los últimos avances científicos, ahora es altamente tratable, a pesar de que existen muchos tipos y de distinta gravedad. Algunos de ellos son muy persistentes y se resisten a los tratamientos más convencionales.
Precisamente el que está padeciendo el autor es el mieloma múltiple de Bence Jones, una enfermedad muy desconocida por la sociedad en general, parecida a otras que se forman en la médula ósea o en las células del sistema inmunitario.
El escritor igualadino, de una forma amena y sin paños calientes, nos cuenta, además de sus vivencias hasta el día de hoy sin pelos en la lengua, la manera que él, como forofo del fútbol, ha venido afrontando su particular lucha por sobrevivir. Partido a partido, tal y como popularizó el Cholo Simeone. Como si cada pinchazo, cada intervención, cada tratamiento, cada ingreso hospitalario, cada fiebre… fuesen un partido de fútbol del que hay que salir airoso y afrontarlo siempre dándolo todo, a cara de perro, sin tregua ni cuartel.
Robert Hernando lleva desde el año 1995 colaborando con varios medios de comunicación, en su mayoría dedicados a la actualidad del club de su vida, donde ha hecho de todo por defender sus amados colores, los del RCD Espanyol de Barcelona, del que fue miembro de la Federación de Peñas, vicepresidente fundador de la Asociación de Accionistas y el consejero más joven de la historia en su momento con tan solo veintisiete años, bajo el mandato de Daniel Sánchez Llibre.
Hombre particularmente ocurrente en su manera de afrontar la vida y explicar las cosas que se le pasan por la cabeza, el cáncer lo aplastó en sus inicios como una losa muy pesada, igual que a la mayoría de los afectados y sus familiares; sin embargo, encontró su propia forma de enfrentarlo. No se pierdan esta historia tan real como la vida misma, tal vez lleguen a la conclusión de que algunas veces es necesario y prudente firmar un empate. Sobrevivir empatando también es vivir.