En este su tercer libro publicado, el autor, como acostumbra, no pretende ser analizado desde el punto de vista técnico en cuanto a sus fotografías. Ni siquiera la estética de los rostros fotografiados es lo importante. Le interesan las miradas, gestos y demás características de las personas retratadas. Aquello que no se ve pero es intuido por el espectador observador. La historia de cada rostro, lo que esconde, lo que ha vivido o la relación con el propio fotógrafo.
Realizados los retratos en sesiones privadas sin espectadores externos, se alcanzaron niveles de complicidad difíciles de igualar en otras circunstancias. Y al igual que en el anterior libro, Espejo del alma, a cada retrato lo acompañan reflexiones y pensamientos del propio autor que no hacen sino complementar la fotografía en sí. Lo que hay tras la cámara queda reflejado en los comentarios que acompañan a cada fotografía.