En esta obra podemos contemplar de nuevo y, casi a modo de continuación sobre su anterior poemario, el inmenso ser interior de una poetisa de pura raza, afanada narradora de todas aquellas cosas que la hacen no solo ser, sino también pensar, sufrir, sentir, soñar, amar y, en definitiva, vivir.
En estas páginas, Lidia comparte con nosotros un universo, un infinito cercano, rico y complejo en vivencias, pero claro y honesto en su composición y en su forma de cuerpo literario, tomando el alma y el aliento, como no puede ser de otro modo, a través de los propios textos.
Cada renglón nos cuenta la vida, nos enseña a sus amigos y familia, nos muestra su León, nos transmite sus aficiones y sus ansias por las cosas importantes que, como siempre, se encierran en lo humilde y en lo cotidiano de cada uno de los días que vivimos.
Hoy cae en tus manos este libro, una intensa obra se despliega ante ti. No sabemos si por causa o por azar, pero seguro que por algo será. Disfruta su lectura, exprime cada línea y apura cada estrofa, toma unos instantes y reflexiona, pues casi en cada frase encontrarás un pensamiento complejo o un sentimiento sincero, una verdad irrefutable o una deliberación inminente. Todo lo que se cuenta importa, pero lo que se siente, mucho más.
Lorenzo Martínez Fernánde