Escribir sobre Jesús es un atrevimiento y quizás una osadía… que se perderá pronto en la inmensidad bibliográfica del sujeto. Entonces, ¿por qué añadir uno más a esa ingente cantidad de obras, la mayoría de las cuales no leerá nadie?
Pues sencillamente por eso, porque después de dos mil años de historia del cristianismo y de miles de libros sobre la persona que está a la base del mismo, sigue siendo alguien bastante desconocido, que interpela, que cuestiona, que hace dudar, que justifica, que reconcilia, que perdona, que hace revivir, que da sentido… Y porque la investigación, el conocimiento, tanto del personaje como de su entorno, avanzan y hacen que nuestra imagen cambie. Y porque la cultura, el saber, la historia… no son igual que en épocas pasadas. La respuesta debe de darse aquí y ahora.