En esta obra, el autor ha tomado como aglutinador a la noche, por cuanto sugiere de incertidumbre y de misterio, componiendo una serie de realidades y de situaciones en las que se contraponen sentimientos con las reflexiones y eventualidades del día a día. Lugares, experiencias y recordaciones se encuentran amalgamados con las vivencias propias y las de otros personajes anónimos, sus vicisitudes y sus entornos. Y como resultado, una colección de poemas, donde coexisten la precariedad de la existencia y la tribulación con el pesimismo, unas veces, y el optimismo de otras. Desgranando la esperanza, añorando la memoria del pasado y sus circunstancias. Con la imaginación, la soledad y el vitalismo como fuente y lugar común. En el convencimiento de que cualquier situación puede tener un final aceptable y el compromiso con la honradez no deje lugar para la negatividad. Así, no ha renunciado a la ilusión, ni a la denuncia y ni siquiera a la tristeza en la inspiración de muchos versos.