Cuando en octubre de 1921 fueron recuperados, por las tropas españolas, los territorios perdidos dos meses antes en el llamado Desastre de Anual, un jóven español encuadrado en un regimiento de ingenieros halló en una oquedad del terreno, cercano a Monte Arruit, el cuerpo insepulto y las pertenencias de un soldado que por sus distintivos perteneció al arma de caballería y que había encontrado la muerte en aquella cueva, no sin antes haber vendido muy cara su vida. Lo que sigue es el relato vivo e intenso a través de las páginas del diario escrito por uno de los aproximadamente dieciocho mil protagonistas anónimos de aquel Desastre y de los acontecimiento sucedidos, antes y durante los trágicos acontecimientos que supusieron la pérdida de la práctica totalidad de los territorios del Protectorado español en la Comandancia de Melilla. En sus páginas encontramos un relato vibrante, trágico, social, humano y lleno de perplejidad ante lo que supone el sometimiento de una sociedad a la sinrazón de las ambiciones e intereses de unos pocos poderosos a costa de la sangre, la libertad y la vida de todos aquellos que son llevados a defender causas que nada tenían que ver con los intereses generales que supuestamente iban a defender.