Cuando su marido fue enviado a una misión militar a los Balcanes, Sara vio la gran oportunidad de su vida: dar rienda suelta a todas las fantasías sexuales que llevaba guardadas en su interior desde su juventud. Para ella, obtener placer de su propio cuerpo era su principal vocación, y ser la actriz principal de una película pornográfica, su gran proyecto.
A partir de ese momento, su vida dio un giro de ciento ochenta grados, para tornarse en dirección contraria a lo que había sido hasta aquel día. Entonces, aquella muchacha tímida y coqueta se convirtió en una adicta de la masturbación y del sexo. Cualquier momento y cualquier lugar era para Sara un desafío para darle placer a su cuerpo… a su alma.
El señor Medina tenía todos los medios para la grabación de su ansiada película. Jorge creía tener los medios para apagar su apasionante fuego interior. En cambio, Sara… Ella solo demandaba más sexo y más placer. Parecía inagotable.