Más que escritor, soy lector, y pienso que faltan lectores y sobran escritores, ya que casi todo está dicho y redicho, y si hay algo nuevo que decir, que lo diga un genio y no cualquiera de nosotros.
Unos, poligrafistas, escriben de lo que no saben, y otros, grafómanos, escriben por escribir, por no poder controlar «la diabólica manía de escribir», que decía Pla, cuyo único control es leer más y, consecuentemente, escribir menos.
Incapaz de escribir un libro, sin darme cuenta, resulta que ya lo tenía escrito.
Al cambiar de domicilio tuve que vaciar una habitación «condenada» en la que por lo menos había medio metro de periódicos, revistas y toda clase de papeles, entre ellos los artículos y cartas al director, que son los que componen este libro.
Como se trata de una recopilación, no hay un eje temático central, como no sea la ciudad de Sabadell y la actividad circunstancial.
Así es, querido lector, como ha aparecido el libro que tiene en sus manos bajo el título de EMPEÑADO EN LA VERDAD