«El que no está conmigo está contra mí», decía Cristoloca, el que mató a dos mil inocentes cerdos (ver Marcos 5:13). Y yo digo: el que está contra los animales está contra mí. Mientras termina mi periplo por los infiernos, aprovecho para ajustarle las cuentas a la humanidad, la vil especie que me cupo en suerte, en mi mala suerte. Despotrico contra sus entelequias religiosas, su clerigalla y su rebaño; contra sus paisuchos con sus presidentuchos y sus habitansuchos; y contra su ridícula e hipócrita represión sexual, que, sin embargo, tiene atestado de gente el planeta. Me exaspera que se reproduzcan como animales… y que se coman a los animales. Especie asesina, estulta y carnívora que te crees el putas del universo cuando en realidad vas de culo rumbo al negro abismo de la extinción, ¡no sabes cuánto me alegra conocer tu infausto destino! ¡Bien merecido! Al final dejarás el planeta más vuelto mierda de lo que está, pero bueno, quién manda a la naturaleza a ser tan chambona a la hora de crear criaturas. Sé que mis vulgares memorias indignaran a muchos… ¡Pues a ver quién está más indignado!