Juan Delgado Casado nació en Ceuta, pero vivió siempre en Madrid, salvo los años que, tras ingresar en el Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, fue subdirector de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza.
Aunque inició sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, por tradición familiar, pronto los abandonaría para matricularse en la Facultad de Filosofía y Letras, y una vez obtenida la Licenciatura en Filología (Literatura Hispánica), acudió a los cursos que ofrecía la tristemente desaparecida Escuela de Documentalistas de Madrid, imprescindibles entonces para opositar al Cuerpo Facultativo.
La vida de Juan Delgado Casado ha estado siempre relacionada con el mundo de las bibliotecas, primero en la Biblioteca Universitaria de Zaragoza y posteriormente en la Biblioteca Nacional de España, hasta su jubilación, como jefe del Servicio de Información Bibliográfica. Finalmente obtendría el grado de doctor en Filología Hispánica con una tesis excepcional que llenó un enorme vacío historiográfico, al ocuparse de la aportación de los bibliógrafos españoles durante un siglo de enorme importancia e interés, gracias a los concursos bibliográficos de la Biblioteca Nacional (1857-1953).
Construyó importantes obras de carácter bibliográfico, algunas de imprescindible lectura —como su Introducción a la bibliografía: (Los repertorios bibliográficos y su elaboración) (Madrid, 2005)— o de necesaria consulta por su rigor y riqueza de información —como su Diccionario de impresores españoles (Siglos XV-XVII) (Madrid, 1996), la tesis mencionada Un siglo de bibliografía en España. Los concursos bibliográficos de la Biblioteca Nacional (1857-1953) (Madrid, 2001), o Las bibliografías regionales y locales españolas: (evolución histórica y situación actual) (Madrid, 2003).
Los libros le acompañaron día a día, constituyeron su mundo, fueron su pasión y motivaron su actividad docente, siempre muy valorada. A Juan Delgado Casado le motivaban también otras aficiones: la visita a museos y exposiciones, la música y, muy particularmente, el cine. Los plúteos de su biblioteca particular rebosaban de obras sobre todos esos ámbitos de la cultura, que compartía familiarmente con generosidad y conocimiento. Su afición al cine, sus lecturas sobre la Historia de España y su gramática, «tan implacablemente ordenada como la geometría de su mesa» (es expresión de uno de los bibliotecarios en el acto de homenaje por su jubilación en la Biblioteca Nacional de España), le animaron a redactar esta obra, cuya construcción ha requerido de muchos años y que concluyó justamente antes de su fallecimiento, el 31 de diciembre de 2022.