Hola, seres, y gracias por estar leyendo estas líneas.
Nací en Menorca, en diciembre de 1969, lo cual agradezco mucho. Me crie en Mallorca durante mi infancia, lo que me hizo amar el mar y la montaña. La vida de los adultos me llevó a Zaragoza, donde tengo grandes amigos. Allí pasé mi juventud y aprendí las cosas buenas de la vida. Un accidente grave me hizo entender que la vida es para vivirla y no para sufrirla, y, como consecuencia, volví a mis raíces, al mar de Menorca. Otra vez mi devenir con la vida me presentó a la madre de nuestro pequeño maestro, una mujer valiente que fue capaz de traer al mundo a este milagro de vida. Como todos, hacemos las cosas lo mejor que sabemos en cada momento. El resultado de eso es nuestra vida. Tomamos decisiones y hay consecuencias naturales. Creemos en verdades que nos llevan a distintos destinos, nos engañamos, nos decimos verdad, nos queremos, nos odiamos, acertamos, aprendemos y, sobre todo, vivimos.
Veinte años después, otro accidente me hace replantearme el camino y lo frágil de nuestra existencia. Ser padre me ha permitido plantearme cuál es mi papel en el desarrollo de un pequeño y he encontrado el camino de acompañar con amor, autonomía y autoridad bien entendida. Gracias, Gemma Sanz, por enseñarme este concepto. Es mi primer libro y tengo mucho que contar… ¡Yo también siento miedo al que dejar ir y amor al que dejar entrar!