Benito Acosta es natural de Zalamea de la Serena Badajoz. Nació en 1937, en plena Guerra incivil. Cursó los estudios eclesiásticos en el seminario pacense y fue ordenado presbítero en el 1962, en los albores del Concilio del buen papa Juan. Comenzó sus servicios, primero, en su propia diócesis, como coadjutor de Aceuchal, y después como párroco de Táliga. Allí iba completando su formación teológica y bíblica entre la gente más humilde: esas páginas de teología que no caben en los libros. Eran tiempos duros, de clandestinidad, y esto le costó dos años en Melilla, que siempre consideró un destierro. A su vuelta fue párroco de La Morera: el pueblo y el estudio siguieron completando su formación. Pasó a la diócesis de Málaga, buscando su modo de prestar el servicio evangélico desde la Iglesia. Aquí ha sido párroco de Mollina, Villanueva de Algaidas y de la Barriada de Granja Suárez, de la capital. Siempre ejerció su actividad literaria en el terreno de la poesía y del estudio del Nuevo Testamento, aunque sus publicaciones comenzaron a ver la luz en la segunda etapa de su vida. El presente librito pertenece a un grupo de siete obras compartidas con artistas gráficos: De labios y besos, Don de sentir, Vagido balbuciente, Versos de casa en casa, De Julio a Diciembre y El grito y otros poemas.