Un día me lo propuse y, sin saber por qué,
me dije que siempre te amaría,
en la distancia, en ese camino del sin saber,
en el canto de la mañana, en el silencio de la noche,
en mi vida cotidiana, en el futuro, en el ayer,
donde quiera que estés.
Porque así yo me lo juré,
siempre te amaré, en la música,
en el aire, en el frío, en el antes y en el después.
Y será sin tantas vueltas
por las dudas y el no sé.
Y si al morir los sentimientos
se manifiestan de otra forma,
igual también te amaré,
lo haré en blanco y negro, en colores,
y también en alguna lejanía que la nostalgia me dé.
Cumpliré ese pacto que un día me designé,
te amaré cuando te alejes,
y cuando vuelvas te tendré,
en el cielo, en las nubes,
te amaré con la experiencia
que uno adquiere sin saber,
con la luz de mis ojos,
con mis manos, con mi piel.
No podrás nunca alejarme,
¿quieres saber el porqué…?
No importa que no me quieras,
porque igual yo te AMARÉ.