Durante el reinado de Carlos II, quien fue tratado por curanderos, exorcistas y hechiceros, la España de finales del siglo XVII, decadente y llena de intrigas palaciegas, se convierte en un escenario donde los nobles más cercanos a la corte buscan enriquecerse cada vez más, impulsados por una ambición desmedida. Nada les detiene, ni siquiera las profundas desigualdades que afectan a los estamentos más vulnerables de aquella sociedad.
Esto es lo que se narra en Los conjurados de Escariche, ambientada en esta villa de la provincia de Guadalajara. Pero en esta historia, un pueblo decidido a no dejarse pisar por el poder desmedido del señor jurisdiccional se rebela contra la injusticia de un aumento de impuestos que habría supuesto una gravísima situación social y económica para sus vecinos.
El enfrentamiento entre los habitantes y el dueño y señor de la villa dio lugar a unos sucesos que merecen ser recordados. La valentía de los habitantes de Escariche, dispuestos a arriesgar sus propias vidas en defensa de unos ideales más justos, brilla como un ejemplo de resistencia.
Dice el filósofo y escritor dublinés Edmund Burke: «Cuanto mayor es el poder, más peligroso es el abuso». En otras palabras, aquel que ostenta más poder es capaz de realizar las mayores injusticias.
Si decides adentrarte en estas páginas, comprobarás que esta novela es un grito desgarrador que se mira en el espejo donde quiere reflejarse la Justicia.