El fantasma del arroyo La Mujer captura la vida rural, la pureza e ingenuidad de la niñez y las tradiciones orales que pasan de boca en boca por generaciones. A través de los ojos de Beli, su protagonista, llenos de vivacidad y desparpajo, la persona lectora es transportada a un mundo fantástico y divertido, lleno de costumbres familiares y autóctonas, aventuras infantiles y los misterios locales. El relato está marcado tanto por la nostalgia de la vida en el campo con su familia como por el suspense de una leyenda fascinante, cargada de cariño y humanidad. Isabel, su autora, emplea para ello un lenguaje nativo, coloquial, fluido y sencillo, de forma que llegue a la esencia rural. Así, pretende que la persona lectora, ya sea menor o mayor, se sienta partícipe de esa vida tan diferente a la actual pero tan real en sí misma, otorgándole total autenticidad. Se puede considerar una obra fantástica con personalidad y vida propia. Enlaza perfectamente la fantasía de los relatos tradicionales con la accesibilidad de una narración dinámica, fresca y cercana.