Mª del Carmen Guerrero Santana
Nací en Las Palmas de Gran Canaria, una de las islas del archipiélago canario, llamadas amorosamente las Islas Afortunadas. En la mitología griega, se las conoce así desde el año 40 a.C., donde se decía qué era un lugar destinado para que las almas encontraran el descanso eterno, rodeada de un vergel de belleza sin par y del mar, en su constante cambio, equilibrio y sabiduría.
Como buena isleña, también llevo sangre de emigrante. Hasta el día de hoy, desde que conecté con Andalucía a muy temprana edad, sabía intrínsecamente que algún día tomaría la decisión de seguir mi camino por tierras andaluzas. Allí, desde el amor y el autocuidado, he forjado, en coherencia, mi carácter y mi forma de vivir. Así que soy canariona por parte de madre y caballa (ceutí) por parte de padre (aunque, después de vivir casi toda una vida en la isla y como decimos allá, “ya es más canario que el gofio”).
El éxito de mi vida ha sido ser autodidacta en mi educación, que encontré a una edad muy avanzada. Me centré en desaprender todo lo que hasta el 2008 había creado y recreado. Me enfoqué en entrenar la mente, siendo fiel a la libertad del ser, a la que todos tenemos acceso, y en recuperar mi potencial como entrenadora o coach, hallando así la paz interior. Esto no fue nada fácil, aunque sí impulsado por una fuerza mayor para vivir saludablemente y en coherencia con mi ser original.
No soy religiosa, aunque haya formado parte de las Salesianas en mi educación básica. Sin embargo, he acogido en mi ser la palabra de Dios, la divinidad, Buda, la madre Teresa o como prefieras llamar a esa fuerza que está en nosotros y en el universo entero.
Dijo Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-40), y esta es la clave de una educación respetuosa y en el amor de Dios. ¿Sabes amarte a ti mismo?
Tranquila/o, todos pasamos por procesos en los que esto se tambalea y dejamos de amarnos al creer que no lo merecemos, como en la perdida prematura de una madre o bien la perdida de una hija/o sin llegar a conocerla/o. Sin embargo, en la alegría de vivir y en la decisión del autocuidado esta la fuerza de la vida que nos impulsa siempre hacia adelante, junto al constante entrenamiento mental que nos permite configurar nuestro propio cerebro.
Acoge esta obra como una herramienta si estas pasando por un proceso en el que necesitas más recursos para seguir en el camino de la conciencia, incluso de la mano de tu propia sombra.