En Las Preguntas del Cielo, plasmo mi búsqueda a través de la poesía breve, donde cada verso es una grieta por donde asoman las emociones y los cuestionamientos que me acompañan. A lo largo de cuatro partes—Virutas de sal sedienta, Los desterrados, Las preguntas del cielo y Luciérnagas—exploro la palabra como refugio, el amor como anhelo, la naturaleza como espejo y el tiempo como enigma. Mis poemas son instantes capturados, fragmentos de pensamiento que buscan resonar en quien los lea. No pretendo respuestas, sino abrir caminos hacia nuevas preguntas. Este libro es una invitación a detenerse, a contemplar, a encontrar en lo mínimo una luz, en la duda un verso y en el silencio una voz.

Escribí estos versos entre montañas, calles y silencios. No busco respuestas, sino compartir el asombro de existir. Si al leerlos sientes que algo en ti resuena, habré logrado mi propósito: que estas preguntas, como luciérnagas, iluminen también tu cielo.