Eco y Luces en la Niebla es un homenaje a varias generaciones que han transmitido al autor su visión y sus vivencias, pero también un legado cultural heredado que, con elegante naturalidad —y a veces sin plena consciencia de ello—, le ha sido entregado.
Todos aquellos que inspiraron esta novela ya no están. No hay mejor manera de honrar su ausencia que devolviéndolos al protagonismo de estas páginas. Son esas personas que brillan en la niebla del olvido las que engrasan los ejes de lo que somos. Y cuando esa esencia no fluye por las juntas que articulan las épocas sociales, los periodos de decadencia suelen llamar a la puerta.
Aunar la racionalidad cartesiana que he apreciado en toda una generación que supo arreglárselas con las Cuatro Reglas debería ser un referente para comprender que no son solo los años de universidad los que afianzan el carácter científico —y, por tanto, lógico— de la gente, sino el pragmatismo de diferenciar lo fundamental de lo superfluo.