Tengo siempre muy presente cuál fue mi sensación al leer mi primer libro. Era pequeña y sentí que mi corazón y mi mente se transportaban a otro lugar muy lejos de donde me encontraba. Desde ese momento, me dediqué a leer montones de libros que me han hecho pasar por las vidas de infinidad de personajes, a cada cual más interesante y emocionante.
Supe que mi vida tenía que ir por ese camino. Las palabras nos ayudan a romper cualquier barrera, y mi curiosidad por ellas me llevó al mundo de la Filología. Soy docente y me paso la vida intentando contagiar esa ilusión a los adolescentes con los que trabajo. Ellos me enseñan a mí a estar siempre al día, y yo pretendo transmitirles a ellos mi pasión por la lectura y la escritura.
Dejarse sentir por todo aquello que leemos es una aventura apasionante, y debemos permitir que nuestras emociones nos invadan y hagan que nos sintamos vivos.