No creo que haya mucho que contar sobre mí. Solo soy un chaval de bajos recursos que tuvo que crear sus propios mundos porque el mundo real era demasiado duro para él. No me gusta este mundo, y de ahí nacen todas mis historias.
Mi infancia no fue fácil, y la adolescencia se me complicó aún más. Caí en depresión y no le encontraba sentido a la vida, hasta que un día, a los 16 años, escribir una pequeña historia para la clase de Lengua y Literatura —a la que solo asistí para ver a una chica— me salvó la vida.
También empecé a hacer música y, con el tiempo, me di cuenta de algo: aunque nunca había publicado un libro y nadie me conocía, yo era un artista, era un escritor. Y ya que el arte salvó mi vida, decidí dar mi vida por el arte.
Todo lo que hago es por y para el arte, porque es la única luz en un camino donde la oscuridad te rodea. Sé que hay muchas personas como yo; no necesariamente escritores, sino chavales perdidos por los problemas de la vida que no encuentran una salida. Yo quiero ser esa salida para ellos. Quiero darles la esperanza que necesitan, el apoyo que nadie les da, y lo quiero hacer a través de mi arte: con mi música, mis relatos, mis poesías y, por supuesto, con mis novelas de fantasía.
Crear estos mundos me salvó a mí, y quiero que mis historias también salven a quienes las lean. Quiero que mi arte llegue a tantas personas y lugares como sea posible.