Año 562 a.C. El Mediterráneo es un hervidero. Los babilonios acaban de conquistar la ciudad fenicia de Tiro, generando un desequilibrio que hace que Cartago intente independizarse de la ciudad a la que rinde tributo. Al mismo tiempo, las polis helenas están estableciendo colonias por toda la orilla del que llaman mar de Poseidón. Más allá de las columnas de Hércules, la ciudad de
Tartessos está experimentando una crisis en la explotación de la plata, mientras que los fenicios de Gadir han establecido una red comercial y minera que domina las orillas del río Guadalquivir. En este contexto, griegos y fenicios desarrollan una carrera comercial por conseguir la plata de Tartessos. Acteón, un muchacho de 20 años, descendiente del legendario Coleo de Samos, luchará denodadamente por no defraudar a su padre consiguiendo atravesar el Mediterráneo y llegar al reino de la plata. Barcos cada vez mejores, colonias cada vez más cercanas, piratería en el mar de Alborán, magia, superstición, pasiones humanas… y tragedia. Un contexto fascinante en el que Solón, sabio de Atenas, exiliado en Naucratis, la colonia ateniense del delta del Nilo fragua la leyenda de la Atlántida que transmitirá a Platón a través de su sobrino Critias.