GaldarRae (Castronuño, Valladolid, 1963).
Desde temprana edad siempre ha mostrado un gran interés en el conocimiento, en todas sus disciplinas, considerándolo como fundamental para el desarrollo y modelado de un ser humano; por tanto, un bien que hay que impulsar y preservar entre todos.
Entiende que el conocimiento es condición necesaria, pero no sufciente; hay otros elementos complementarios que enriquecen la persona, como: viajar, disfrutar de un café en buena compañía, regalar un tinto Barcolobo o el saber escuchar a “los viejos”.
En sus escritos, GaldarRae o J.H. suele hacer referencias a diversas materias del saber, al costumbrismo y a algunas de sus aficiones.
Y en esta su primera incursión “seria” en el mundo de la comedia esa característica la conserva. No faltan guiños a las matemáticas, la música, el ajedrez, las adivinanzas, la física, la geografía, la ingeniería, la poesía, los viajes, la informática…, y al propio lenguaje. Más bien se apoya en esos guiños para construir la historia que nos presenta, a la vez que rinde un pequeño homenaje al conocimiento bajo un punto de vista que procura que, sin ofender, sea divertido.