Rafael tiene ya 69 años, una edad que permite mirar por el retrovisor y ver lo que ha quedado en el camino y en el camino hay esfuerzo, sufrimientos y algunas alegrías porque, además de luchar por una sociedad mejor para todos, había que sobrevivir, trabajar y criar hijos. Rafael ha sido un trabajador nato que ya sea como autónomo o como asalariado le ha visto la cara al esfuerzo desde niño. Joven emigró a Alemania y desde aquella emigración hasta su jubilación ese esfuerzo nunca ha cesado. Trabajar para sobrevivir, nunca estuvo en su ideal la riqueza ni pretensiones de altos vuelos, es persona sencilla y así ha sido siempre su comportamiento. Rafael llegó a gobernar en el municipio, siendo parte importante del primer Ayuntamiento democrático de La Rinconada, junto a otros compañeros (uno de ellos mi hermano, que fue el Alcalde) y lo hizo con la entrega total a sus ideas y principios de honestidad y honradez. Gobernar un ayuntamiento recién salido de una dictadura, todavía sin leyes democráticas, con muy poco dinero, sin experiencia anterior y afrontar los difíciles problemas que se plantearon en aquella época de inicio de la democracia, fue todo un mérito que algún día se reconocerá. Hoy al publicar estas sencillas memorias la constante de su vida queda aquí reflejada. Antonio Iglesias Rodríguez, amigo, compañero y camarada