Adoro brindar al cielo multicolor de tus 17 almas, marcar el paso con la banda sonara de tus roncos tambores, y declararme con el roce de unas manos descuidadas, pero siempre provocadoras… Adoro la sintonía del corazón libre de los centauros que viven en los sueños de otro Palio, sobre la arena me emociono con los poemas que escriben con sus cascos, y me agarro a la verdad de una fe marcada por la velocidad del tiempo que nos domina… He nacido en la curva de San Martino cuando los pellizcos del alma no entienden de prudencia, la prudencia no cabe en la Piazza, la indiferencia tampoco… Te he visto bajo la lluvia, imprudente de mi pero orgulloso, sintiendo el abrazo de tus lágrimas limpiando las pocas dudas de tenerte, te he visto sirviéndome un pranzo de vida, un mezzo de sangre de tu tierra, te he visto hasta en la noche mas larga, cuando de mi te despedías sin decir ni adiós ni hasta mañana, te he visto y te veo, como una realidad que aparece entre la nada, o entre el todo, entre lo que ya nos hemos dicho cuando sobran las palabras… Decía Pirindello “La verdadera felicidad reside en tener pocas necesidades” Mi necesidad es seguir conociéndote, para ello te escribo, a ti vuelvo en mis sueños, por ti cabalgo en mi memoria, realidades que volverán a ser recuerdos… recuerdos sacados de L´Osteria dei Sogni…