El hospital de Plasencia quedó oficialmente inagurado en el año 1975. A él llegó mi padre emocionado, ilusionado y, sobre todo, con unas ganas enormes de sanar al enfermo y sacarlo adelante.
Al principio eran una gran familia, pero la familia crecía y crecía a la vez que mi padre cumplía años y se desilusionaba por situaciones donde el enfermo dejaba de ser un ser humano para convertirse en un número de expediente.
Este libro es un poco de la gente buena que formó parte de esa gran familia que se creó en 1975. Y a todos aquellos médicos, enfermeras, celadores, cocineros, auxiliares que fueron llegando con un mensaje muy claro: “Ayudar al enfermo es lo primero”. Así era mi padre.
Mamá va por ti; él te cuida desde el cielo. Y si cierras los ojos y le imaginas, lo verás entre algodones.