Contar anécdotas, cuentos e historias es una manera más de abrir puertas y ventanas para que puedan entrar el aire fresco y suave de la mañana, el trinar de los pájaros y los rayos del sol.
Recuerdo con mucho agrado cuando era niño, y mi padre y mis abuelas me contaban cuentos con los que enriquecía mi fantasía e imaginación.
De ahí que siempre haya creído que el mundo necesita voluntarios capaces de contar historias que ayuden a dar un poquito más de luz al caos que reina en la sociedad en que vivimos. Y que den sentido a estos tiempos tan complejos donde destacan ante todo la confusión y la violencia.
Y ¿por qué este caos?, os habréis preguntado alguna vez. La respuesta es muy sencilla: Por la ignorancia y sobre todo por la falta de amor, que es el principal ingrediente de la vida.
¿Es que hay algo más importante que el amor que damos y el que recibimos, cuando este es sincero y verdadero?