Este libro está escrito principalmente para todas las personas que tengan la necesidad y el deseo de ampliar su conocimiento del ser interior o de recordar lo que ya sabían pero que se había quedado en el rincón del olvido. La primera versión del libro la escribí en el año 2000; esta es una revisión en la que se han acomodado algunas cosas, como por ejemplo lo que ahora explico. En el año 2000 no existían muchas de las cosas que hay ahora, como por ejemplo las redes sociales; tampoco se conocían algunos de los aspectos de las relaciones entre las personas tal como se conocen hoy, ni existía una libertad tan extendida como hoy día, aunque ya había comenzado a extenderse. Muchas de las cosas que en el libro se hablan con una niña de 12 años, hoy día son conocidas, en muchas ocasiones, por niños de 7 u 8 años, en forma errónea y a través de personas que no tienen ni el conocimiento real de las mismas, ni la capacidad para hablar de ellas en forma objetiva y positiva. No obstante, lo indicado, la esencia de este libro se mantiene intacta y será útil para las personas que, a pesar de la “modernidad y progreso” actual, mantienen unos valores como personas más allá de lo que el progreso tecnológico actual pone en sus manos, sabiendo distinguir entre su persona, sus valores y su camino y lo que el mundo a su alrededor trata de hacerles creer. Todos los personajes que aparecen en el libro son fictícios, excepto el de la protagonista, Alicia, quien realmente es mi hija y en quien me inspiré para escribir el relato. El libro está escrito en forma de diálogo, con múltiples preguntas y respuestas, con el lenguaje sencillo de una niña de 13 años, por lo que es válido para cualquier niño, adolescente o mayor en años vividos. Con él, un niño conocerá cosas nuevas, un jovencito descubrirá el sentido real de muchas cosas que ya conoce, y los adultos volverán a ser niños, introduciéndose en un mundo lleno de amor, en el que recordarán o verán por primera vez los sentidos fundamentales que rigen a todos los seres.