Un episodio biográfico olvidado de un oscuro y ficticio trovador del siglo XII relacionado con un escritor maldito del siglo XX, historia que ilustra el sentido de la Literatura contemporánea en lucha contra su propio nihilismo esencial; el Arte como una forma de soportar la vida cuando el destino muestra su irreversibilidad a través de un erotismo que huye del mundo actual, sublimando su impotencia en lo estético; una escueta historia familiar ocultada que interpreta la Historia general en su más cruel e incomprensible devenir; encuentros de parejas que conducen fatalmente a la autodestrucción y a la humillación, como si éstas fueran las únicas formas de asumir la supervivencia dual en un tiempo de desafección impuesta por los roles sociales del hombre y la mujer contemporáneos; el cuerpo como órgano autónomo de la voluntad, erigido en potencia determinante de la identidad del sujeto; la trivialización de valores culturales hasta el más aberrante sinsentido; las imposturas ideológicas y vitales de los hombres huecos; el solipsismo existencial atrapado en los objetos; las dependencias abyectas de seres privados de libertad subjetiva… Tales son algunos de los hilos anecdóticos y temáticos de los que está tejido este libro de relatos resbaladizos y «políticamente incorrectos», cuyo tono menor en conjunto podría situarse, expresado en términos clásicos, entre la lírica y la sátira, en un punto en el que lo humano es devuelto a la desnudez de la relación inmediata consigo mismo, situándose allí donde la risa y el llanto se convierten en mediadores que, mezclando carcajada y lágrimas en una unidad de sentido que reconcilia los opuestos, trasmiten la imagen de una cierta, inasumible verdad existencial, hoy casi olvidada. Porque el hombre, es lo que parecen decirnos estos relatos de factura lúdica, sólo es hombre cuando ríe y a la vez llora y, sobre todo, cuando sabe exactamente por qué lo uno es condición de lo otro, más allá de la conciencia cínica de su época.