Rui Berton Lima Evora nació y vivió en una pequeña isla de Cabo Verde (S. Vicente 1987) hasta la edad de 14 años, cuando se mudaría con su madre que
había emigrado a España cuando él apenas tenía dos años. Tras vivir durante años una vida completamente normal en la ciudad de Alcalá de Henares, un suceso aparentemente insignificante cambiaría completamente su modo de ver la vida. Todo ocurrió cuando fue a pasar las navidades con unos familiares a Holanda y su tía, que trabajaba en una residencia de ancianos, le invitó a ir como voluntario para hacer compañía y animar las fiestas.
pesar de ser un día de sonrisas algo no le hacía feliz y es entonces cuando se dio cuenta de que esas personas aún tenían mucho por vivir, por dar, pero la mayoría estaba en silla de ruedas y no se podían valer por sí mismos. Rui Evora se empezó a preguntar si él mismo acabaría así, un hombre con mucho por dar y, sin embargo, obeso, postrado en una silla de ruedas, haciendo sus necesidades encima y viendo pasar los días que se convertirían en semanas, meses y años. Desde entonces, decidió que iba a buscar la forma de evitar ese final para sí mismo, estaba seguro de que algo se podía hacer y empezó a investigar, a leer y a interesarse por todo lo que tenía que ver con la salud, y aunque intentaba que sus familiares y gente más cercana se sumaran a él, le sorprendía como no hablaban del tema con excesivo interés. Tras dedicarse años a estudiar sobre el tema y tomar innumerables apuntes, llega a una conclusión sorprendente: el llegar a esa edad de esa manera en la mayoría de los casos es opcional. Se da cuenta de que, si la gran mayoría de las personas hubieran seguido unos simples pasos a lo largo de su vida, no tendrían que terminar así, evitarían mucho sufrimiento. Pero de igual modo se da cuenta que el ser humano no quiere ni está diseñado para pensar en su final. Su conclusión es que, si su experiencia le cambió la vida y quizás un futuro desastroso, puede que también, de alguna forma, los resultados de su conclusión puedan cambiar la vida y un posible futuro desastroso de otra persona. Rui Evora está convencido que no puede haber felicidad sin bienestar, al igual que el bienestar no sería posible sin la salud.