Estas son las aventuras de Antón de Ibieta, un joven portugalujo que a mediados del siglo XIX se ve obligado a emprender un viaje que le llevará por todo lo largo y ancho de este mundo. Muchos años después, durante su regreso a casa, Antón escribe a Julio Verne un diario narrando toda la asombrosa historia de su vida, sus encuentros con personajes anónimos e históricos, sus amores y los frecuentes desencantos, así como todos los infiernos y paraísos más recónditos (…y cercanos) que puedan imaginarse. ¿Por qué escribe a Julio Verne? Eso… eso solo lo descubrirá quien se adentre en esta novela y tenga en todo momento presente algo que su maestra le enseñó durante los amaneceres en la dársena de Portu: que los pueblos con mar limitan con el infinito. Zer egingo diagu ba? Hil arte bizi. ¿Qué haremos pues? Vivir hasta morir. P. D. Consejo humilde antes de leer este libro: compren un mapamundi, no lo enmarquen, úsenlo señalando cada etapa del viaje, sintiendo que están allí. Van a viajar con la imaginación y convendría que no se perdieran. ¡Ah! Y cuando al final de la novela ese mapamundi esté viejo y gastado, compren otro y entonces sí, entonces huyan con él bajo el brazo.