El poder evocador de los cuentos de Guillermo Ramírez es muy potente: en pocas líneas sumerge al lector en el mundo íntimo de unos personajes complejos sacudidos por circunstancias que apenas pueden controlar, y a las que a menudo se enfrentan con resignación y fortaleza. Pocos sucumben; todos luchan, aunque sea a su manera, en un tiempo casi siempre situado en el pasado y ricamente descrito con un vocabulario lleno de matices, sensibilidad y equilibrio estético.
Hay un tono nostálgico y coherente en esta recopilación, una voz que atraviesa todo el libro y lo unifica. Pero más allá de los excelentes relatos centrados en la experiencia vital del protagonista el autor se permite experimentar también con la caricatura, el humor, la ciencia ficción, el terror gótico y el relato breve.
Se diría que, en esta vertiente, Guillermo descubre su yo más lúdico, más burlón capaz de jugar y de probar nuevos moldes.
Este volumen es pues una buena tarjeta de presentación de un autor que nace con voluntad de trazar camino. Su paso es consciente y sus objetivos claros.
Caminante, no hay camino que nos guíe, venía a decir el poeta, pero sí lo hay al mirar atrás. Los cuentos de Guillermo Ramírez son testimonio de sus propias huellas recopiladas a lo largo de años, y augurio, no hay duda, de un trayecto que se va a prolongar.
Susana Camps