¿Existe Zach? Si no existe, habría que inventarlo…
Zach existe en la medida en la que yo lo hago.
Tal y como podemos ir comprobando a lo largo del libro, Zach Wood es un personaje complejo que, a pesar de aparentar tener una vida perfecta, aguarda demasiada oscuridad en su interior. Los valores, las creencias, la psicología y la filosofía de nuestro protagonista, nacen de mis propias reflexiones y sentimientos. La historia en sí es ficticia, pero todo lo que representan tanto Zach como el resto de personajes es simbólico. Todo tiene origen y significado.
Si Zach Wood decidiera traspasar las páginas y salir ahí fuera a luchar por aquello en lo que cree, el mundo sería un lugar mejor. Y que no pase por alto lo que ya he dicho en más de una ocasión: todos podemos ser Zach Wood, solo necesitamos querer serlo.
¿Por qué este libro? ¿Qué querías plantear con esta magnífica historia?
Elegí este libro, con este enfoque y esta historia para demostrar que no existen ni los imposibles ni las causas perdidas. Necesitaba demostrar que con esfuerzo, ganas y fuerza de voluntad todo se puede lograr; que no existen excusas suficientes en la faz de la tierra para justificar que una persona se rinda.
Además, la crítica social a la apariencia sobre la esencia, a los prejuicios que hacemos sin conocer las historias que todos arrastramos, a la falta de lealtad y compromiso que tenemos con nosotros mismos; es algo que creo que también debía ponerse en valor en una novela como esta.
¿Eres de la opinión de que es mejor no exponer los sentimientos para evitar, como decía el abuelo de Zach, que los buitres se aprovechen de nuestras debilidades?
Hace unos meses te hubiese contestado que sí, sin duda alguna, pero hoy por hoy tengo otro punto de vista. Creo que son nuestras emociones, nuestras inquietudes y nuestros sentimientos los que permiten que la gente nos conozca realmente, y privar a nuestro círculo social de ello es privarles de nosotros mismos. Si no nos mostramos al mundo tal y como somos, nunca nos permitiremos ser y sentir libremente. Claro que te pueden hacer daño, claro que se pueden aprovechar de ti, pero da igual, porque si lo que buscan es herirte, lo harán de un modo u otro.
El bullying es un tema recurrente en la literatura juvenil y en muchos libros de coach y superación personal. Pero, pese a la gran cantidad de obras que se han escrito al respecto, sigue siendo un tema poliédrico y difícil de atajar. ¿Cómo crees que se debe combatir contra esta lacra?
El acoso escolar es un tema tan complicado… Tiene demasiados frentes abiertos. Para poder exterminarlo son demasiadas las batallas que habría que librar: víctimas, acosadores, profesorado, padres de víctimas, padres de acosadores, testigos, centros educativos enteros… Son muchas las personas involucradas, de manera directa o indirecta, en un solo caso de bullying. No creo que haya una fórmula mágica para acabar con esto, aunque sí que tengo alguna que otra idea que puesta en marcha podría ayudar: una formación más completa y práctica a los profesores, la normalización de la existencia del acoso escolar —no digo que deba ser normal, solo que dado que existe en todos los colegios e institutos, debemos hablar de ello con normalidad sin sentir miedo o vergüenza de hacerlo—. Además, considero que habría que poner el foco en los acosadores y en sus padres, ya que creo que una persona que acosa es una víctima más que lo único que hace es buscar una solución a sus problemas en el sufrimiento ajeno. En sus padres o tutores también pondría atención porque suelen negarlo y proteger a su hijo por encima de todo; lo que dificulta la credibilidad de las víctimas y hace que el proceso sea muchísimo más complicado, pesado y vergonzoso.
¿En las emociones están las musas? (Gracias por esta frase, Andrea)
Siempre.
¿Crees que los adultos minusvaloran a los adolescentes, incluidos, por supuesto, los propios padres?
No creo que, en general, se minusvalore a los adolescentes, aunque he de admitir que muchas veces no se les da la credibilidad o la atención que requieren. En ocasiones se tiende a pensar que por ser jóvenes no tenemos ni idea de lo que hacemos o decimos, que queremos llamar la atención y que todavía no hemos encontrado nada que nos motive. Creo que es hora de empezar a escuchar más y hablar menos. El futuro está en manos de las nuevas generaciones, tenemos que empezar a tenerlo en cuenta.
¿Cuáles son tus referentes literarios?
Lo cierto es que no tengo ningún referente o modelo a seguir en particular, aunque he de admitir que la poetisa Loreto Sesma, el poeta Walt Whitman, o los escritores Marc Levy, Virginia Woolf o J.K. Rowling, me cautivan con cada una de sus obras.
Biografía.
Andrea Sayago Langa, nacida el 14 de octubre de 1999, se estrena en la industria editorial con su obra Zach Wood. Amante de las letras desde que nació, estudia Periodismo en la UCM y cuenta con un perfil en la aplicación Wattpad en el que suma un total de cuatro millones de lecturas.
Escribió su primer cuento infantil a la temprana edad de 11 años, ganando así un concurso que el escritor César Fernández García juzgó en su colegio. Desde entonces, no ha parado de escribir.