Diciembre de 1979. Dos adolescentes mueren arrollados por un tren. En aquellos convulsos años de transición democrática, la policía de la época cubre con un velo de silencio la investigación que se lleva a cabo para esclarecer las circunstancias del trágico suceso.
Cuarenta años después, en un parque público de Benalmádena (Málaga), encuentran el cadáver decapitado de un individuo, y su tronco adosado a una cabeza de bronce que forma parte de un grupo escultórico. Entre los posibles sospechosos, un magrebí vecino de la localidad al que la policía marroquí sigue la pista por su radicalización como yihadista. La muerte de un sacerdote, ocurrida diez años atrás en Puertollano, Ciudad Real, en el que todo apunta a un extraño caso de suicidio, llevará al inspector de policía Lino Ortega a intentar esclarecer unos hechos sin conexión aparente, pero que cuando escarba en ellos comprueba que el hilo del que tira para desenredar la madeja cada vez se halla más prendido en el pasado. Por contra, constatará el empeño de determinados poderes de nuestra sociedad, sobradamente conocidos, para que el secreto no salga a la luz, aún a costa de la vida de quien ose lo contrario.
En El jardín de las cabezas cortadas, J. M. Portero vuelve a deleitarnos con una temática de plena actualidad, una narrativa intensa, unos diálogos ágiles e interesantes, y un ritmo narrativo que captará la atención del lector desde la primera página hasta el sorprendente fnal.