Sofía, etimológicamente tiene sus raíces en la Antigua Grecia, significa sabiduría.
La esencia de Sofía narra la historia de un período de la vida de una joven a partir de un primer encuentro con un misterioso desconocido. Su vida comienza a convertirse en una montaña rusa de emociones. Sofía, es racional pero también pasional, una dualidad que está presente en su día a día sobre una balanza que trata de equilibrar, pero que siempre termina cediendo al peso instintivo de los deseos y pasiones. Sofía decide entregarse a un mundo lleno de experiencias. Nada es lo que parece, nada es lo que nos han contado, porque el mundo es un lugar plagado de apariencias, donde cada individuo luce su mejor disfraz, y tan solo los más camaleónicos consiguen hacernos creer que hay una sola realidad. La sofística de la elocuencia retórica ha cambiado su modo de persuasión, y se ha rendido a la estética de las apariencias. Amor, desamor, intriga, reflexiones y sexo, mucho sexo. Si quieres poner en tela de juicio tus convicciones morales, atrévete a viajar junto con Sofía; desármate, desnuda tu alma, vacía tus creencias y encuentra y alimenta tu verdadera esencia.
La flosofía no es un cuerpo de verdades irrefutable, construye tu filosofía y ten en cuenta una posibilidad; el tiempo es eterno, la vida es un leve pestañeo, un efímero chasquido, un susurro entre incesantes murmullos, y la mezcla de sabores difusos. Así que, antes de que tus párpados se cierren, contempla aquello que te cause placer, acaricia cada momento, escucha más allá de los soplidos del viento y, sobre todo, saborea las delicias de la vida, como si ese leve pestañeo, se fuera a repetir constantemente junto con la eternidad del tiempo.