Mi principal objetivo al escribir este libro es el de dar a conocer a las personas y en especial a los profesionales de la salud que la medicina natural y, por ende, las sustancias naturales son igual o más potentes que los fármacos químicos utilizados por la medicina farmacéutica.
Este libro compara las sustancias naturales con los fármacos utilizados en el tratamiento de múltiples enfermedades. Todo libro «científico» debe justificarse con evidencia científica y aquí podrá comprobar, con más de 1220 estudios científicos en humanos, que la utilización de sustancias naturales es de vital importancia tanto en el ámbito de la salud, como en el ámbito del beneficio social común. Se intenta atacar a la medicina natural argumentando que carece de estudios científicos demostrables, pero en el presente libro usted podrá comprobar que es rotundamente falso, y también descubrirá el porqué de tal falsedad.
Por ejemplo, la vitamina C que curaba el escorbuto en 1745 a marineros ingleses durante sus periplos en el mar, era simplemente creencia, no había la información ni los métodos científicos para determinar si era verdad o mentira que los cítricos curaban la enfermedad. La evidencia científica llega casi dos siglos después, en 1937, gracias al premio Nobel Albert Szent-Györgyi, que le da nombre a un compuesto encontrado en cítricos: la vitamina C. Como no sabemos cuál es el principio activo pues no lo usamos. No les damos cítricos y que se sigan muriendo. ¡Si se desconoce el funcionamiento de una sustancia para eso está la ciencia, pero nunca negar la acción! ¡LO QUE HOY NO ES CIENCIA, MAÑANA LO SERÁ!
Los fármacos químicos utilizados por la medicina farmacéutica entrañan una gran variedad de efectos secundarios e incluso provocan innumerables muertes debidas a su utilización. El consumo de fármacos es la tercera causa de muerte en el mundo. Cada año mueren más de 500 mil personas por el consumo de fármacos. En cambio, las sustancias naturales apenas presentan efectos secundarios de importancia para la salud e integridad de las personas.
También escribo este libro en defensa de las terapias naturales, tan perseguidas en este país de la «pandereta» llamado España. Las terapias naturales son perseguidas debido a un interés económico, debido a que la industria farmacéutica domina el mundo de la medicina, corrompe a políticos y demás organismos gubernamentales. La medicina alopática farmacéutica, o también llamada «convencional», es la medicina que se conoce en occidente desde el año 1800, es decir, lleva poco más de 200 años utilizándose; por lo tanto, hay que definir a la medicina alopática farmacéutica como «medicina alternativa», ya que la medicina natural es la medicina originaria que conlleva entre nosotros desde que el mundo es mundo. La medicina natural es la primera y más antigua medicina conocida por la humanidad, nació con el ser vivo y perdurará hasta el fin de los días.
La medicina natural está en auge debido a que funciona y ocasiona menos efectos secundarios que los fármacos químicos, de tal modo que está desplazando inexorablemente a la medicina farmacéutica.
Debido a esa preocupación, se intenta denunciar a los profesionales que practiquen tales prácticas. La medicina natural lleva miles de años perfeccionándose para ofrecer al ser humano una curación sana y plena. Utilizar medicina natural beneficia a la humanidad, pero perjudica a políticos que viven de las grandes sumas de dinero que reciben de la industria del medicamento. Aunque los poderosos lo impidan, volveremos a los orígenes, es decir, a la medicina natural. La medicina tiene que estar al servicio de la humanidad, no al servicio de los intereses económicos.