Ángel, hijo de Ida y Dionisio, ha finalizado con gran éxito la carrera de Diplomático. Nunca hubiera imaginado que su nueva vida desembocara en la pertenencia a una extraña organización que se nutre, entre otros, de colaboradores surgidos de distintas embajadas. El autor de la novela interactúa con el personaje en muchas fases de la historia y le revela a Ángel que la entrada en el Cuerpo de Diplomáticos puede ser de una gran utilidad para que las sospechas del escritor, tras largos años de investigación, sean confirmadas. Ángel va de sorpresa en sorpresa. Su abuelo paterno, un prestigioso pediatra, y sus padres, conocidos arquitectos, también formaron parte de la misteriosa organización. Poco a poco, Ángel conoce a diversos personajes de la diplomacia, integrantes como agentes colaboradores de una organización envuelta en un halo de misterio y secreto. Sus inmediatos superiores irán descubriéndole un nuevo mundo para él. Conocerá el origen y los objetivos de sus misteriosos y desconocidos máximos responsables. Descubrirá los entresijos de los medios de comunicación más prestigiosos del mundo y conocerá a expertos del mundo financiero que le abrirán los ojos ante una realidad desconocida, no solo para él, sino para gran parte de los mortales. Todos, medios de comunicación y mercados financieros, entre lazados por manos desconocidas que no pueden ser comparadas por nada conocido ni tratado con anterioridad.
Raquel, Emilio, Agustín, Pedro, Charles, George son algunos de los nuevos personajes que acompañan a los ya conocidos Ida, Dionisio, Ángel… cuando aún era un niño de corta edad, de la anterior novela, ¿Quiénes somos?
Cualquier cuestión individual tratada en la novela debe ser entendida en el contexto global que transmiten el autor y sus personajes.
No es una novela de espionaje. No es una novela de agentes secretos. Es difícil encuadrar esta obra en un género literario convencional. Parte de la historia que nos cuenta Ángel está basada en hechos reales confirmadas por el propio autor.