Nathan Welles decide escapar de su zona de confort y autocondenarse al exilio, al destierro. Fue su forma de intentar encontrarse a sí mismo y escapar de sus demonios; sin duda, mucho mejor que pagar por los servicios de un supuesto profesional de la mente. Su decisión vino durante un viaje a Tailandia, tras enamorarse perdidamente de una enigmática y misteriosa chica llamada Angélica, una mujer con «un carisma tan perturbador que resultaba casi sobrenatural»… que, unos días después, desapareció… Así empieza la espiral que paulatinamente va atrapando al protagonista de esta brillante novela, Bailando entre mujeres, escrita por Nina Olivia y publicada recientemente por la Editorial Círculo Rojo… Una espiral que llevará al protagonista de esta trama, y a nosotros con él, hasta lugares y situaciones que nunca hubiésemos podido imaginar.
Pero hay más en este libro. Por un lado, se trata de la crónica de una persona en busca de su libertad, en busca de sí mismo o, quizás, tratando de huir de sí mismo. Ya lo dijo el bueno de Neruda, en una cita que la propia Nina Olivia reproduce en su libro: «Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas». Además, se trata de un viaje, a veces infernal, a veces placentero, en el que protagonista acaba convirtiéndose en un mero títere de una serie de fuerzas y personajes que parecen controlar y dirigir sus movimientos. Un viaje inquietante entre mujeres que acabarán rompiendo para siempre su estabilidad mental.
Además, incluye acertadas y atinadas reflexiones sobre numerosos aspectos del comportamiento humano, que Nina Olivia disecciona con la precisión de un cirujano en su libro. Así, por ejemplo, se plantea cómo nos afectan las malas noticias, dependiendo de nuestro carácter y de nuestra capacidad de control de los instintos más primitivos; o la capacidad que tenemos, unos más que otros, para adaptarnos a los envites que nos da la vida, ya sea con resignación y conformismo, o con rebeldía y pasión; o la valentía que muchos sacan cuando deben tomar decisiones radicales que pueden cambiar su vida.
Por otro lado, desde una perspectiva puramente formal, destaca la capacidad de la autora, para crear el necesario e imprescindible clímax, característica esencial de la novela negra. Lo hace, como es habitual, dosificando la información y creando tramas paralelas. Nada es lo que parece en esta novela y, en un determinado momento, que no pienso desvelar, la trama da un giro extraordinario que hace que el lector se vea obligado a devorar con impaciencia las páginas de Bailando entre mujeres.
Además, la prosa de Nina Olivia brilla de manera especial en las descripciones de ambientes, consiguiendo transportar al lector a cada uno de los lugares en los que se desarrolla la acción del libro. Esto, unido a la impresionante caracterización de los personajes, tan ricos en matices y en detalles como los lugares que describe, provoca una experiencia inmersiva en el lector, algo que puede parecer fácil de hacer, pero que solo consiguen algunos privilegiados maestros de las letras. Por supuesto, también ayuda el lenguaje cercano, urbano y realista que imprime a los personajes, muy del día a día, que permite que el lector empatice con los actores de esta novela.
En definitiva, una obra de suspense trepidante, apasionante y, en ocasiones, perturbadora. La autora manipula y dosifica la información que ofrece para hacer cómplice y víctima al lector de los dantescos giros que se producen en la historia. Y juntos, autora, lector y protagonistas, viajarán hasta un particular infierno en la tierra que no podría tener mejor marco de fondo: la ciudad de Bangkok.