La historia que se narra en LAS DELICIAS es pura ficción, de la que forman parte la totalidad de los personajes que la desarrollan. Lo único cierto es que, en el fondo de la historia que se cuenta, existió una mujer, vecina mía, que fue la esposa del asesino de la Criminala, propietaria difunta de Vista Alegre (desaparecida hace más de treinta años, en su lugar se levanta un edificio de apartamentos), pero ese pasado oscuro no cuenta en la novela, tan solo justifica el horror que pudo producir en los protagonistas de ficción de la misma. El resto de la información es personal, así como la filmografía, producto de la extensa filmoteca que poseo, alrededor de cinco mil películas (Mi abuelo fue propietario de un teatro, posteriormente reconvertido en cine que funcionó hasta la década de los setenta). Soy, pues, un cinéfilo desde mi niñez y eso se refleja en todas mis historias.