Infancias de hierro y oro, es una novela que tiene todos los ingredientes esenciales para hacer reflexionar y reaccionar al lector, sobre los valores que debemos perseguir durante nuestra trayectoria vital, desde el origen hasta la última morada del pensamiento y del alma.
Sus personajes transitan alrededor de Aurora, la protagonista. A lo largo de su historia, nos conduce por las vicisitudes de su vida, desde el año que nace en 1913, hasta el 2003, dejando a la imaginación del lector la incógnita del desenlace.
Aurora se rebela contra la fuerza del destino. Junto a sus hermanos, pequeños seres indefensos que se mueven a merced de los vientos, unas veces favorables y otras no tanto, recorre caminos duros como el hierro. Los acontecimientos inesperados y la orfandad, le trajeron un cúmulo de tristezas, desventuras y angustias, que quedaron marcados a fuego en su corazón. En las oscuras noches de hospicio, añoraba el amor de su madre y el calor de su hogar y en su mente no había espacio para comprender la crueldad que supuso el alejamiento y ruptura del fuerte lazo que la unía con sus hermanos. Sus destinos fueron separados, diluyéndose cada uno en rumbos diferentes y desconocidos.
La existencia de Aurora discurre entre sombras y luces, amores y desengaños, pero siempre guiada por la firme voluntad de encontrar a sus hermanos.
En sus últimos años, trae a sus recuerdos sus vivencias, sufrimientos y alegrías, agradeciéndole a la vida el destino que le había reservado, y que ella forjó con la fuerza del amor.