Laura Méndez, intérprete mercantil, disfruta de su recién estrenada etapa de jubilación anticipada y, con la intención de no caer en la rutina tal y como le ocurrió a algunos de sus compañeros que recientemente habían alcanzado el mismo estado, decide emplear su tiempo libre en diversas aficiones como leer, escribir, perfeccionar idiomas, reunirse con la familia y un largo etcétera. Siendo aficionada también, cómo no, a las nuevas tecnologías, después de recibir un archivo de audio se ve inmersa en el mundo onírico al que accede a través de sucesivos viajes en el tiempo y en el espacio que la trasladan a distintas épocas de su vida y a diferentes ciudades. Cautivada por este nuevo descubrimiento, cualquier hora es buena para zambullirse en alguno de estos sueños, sin importarle el momento del día porque logra ir compaginándolos con los quehaceres habituales de cualquier ama de casa. Así, a lo largo de sus sueños, experimenta vivencias de todo tipo: misterio, romances, intriga, confusiones de identidad…, lo que pronto se convierte en otra forma de vivir, pues se va sintiendo cada vez más cómoda e identificada con los personajes que aparecen en cada una de aquellas historias, y con el que ella misma interpreta hasta el punto de llegar a coincidir más de una vez con esos otros en distintos lugares y con diferentes edades. Pero al regreso de un sueño vivido en Venecia, comienza a plantearse si, en realidad, es una soñadora empedernida o lo que ocurre es que está viviendo realmente una realidad distinta. Por fin, al acudir a una cita con uno de sus personajes en una tasca de la Plaza Mayor de Madrid, conoce a María, una gitana que adivina el porvenir y que, sin necesidad de leerle la mano siquiera, la pone sobre aviso de algo que le genera una gran duda.La misma duda que se acabará disipando cuando, al despertar en su habitación, un Whatsapp inesperado le entra en el teléfono móvil.