Has sentido alguna vez el impulso de escapar del día a día laboral y realizar un viaje de ensueño, de llevar a cabo una aventura rompedora en un lugar recóndito que te permita desconectar de la rutina y reencontrarte con tu mente más íntima y profunda? Desde las convulsiones iniciales,
pasando por la decisión de viajar a Nepal, hasta la coronación del campo base del Everest, el protagonista de ‘Subir hacia abajo’ irá cuestionando sus creencias, reflexionando sobre su pasado, sus hábitos automatizados, sus carencias y su desmotivación laboral y, a medida que vaya subiendo en altitud por tierras nepalíes, se irá despojando de todo lo superfluo, de todo lo material y accesorio, hasta descubrir la esencia de la felicidad, tomar las riendas de su vida y alcanzar la plena libertad personal.
A menudo el trayecto necesario para un cambio requiere una paradoja, una escalada a contracorriente, una irrupción en sentido contrario para no dejarse llevar por la comodidad de la inercia. Salir para adentrarse, escapar para refugiarse, subir a lo más alto para bajar a lo más bajo. Cuando chocan fuerzas de valor opuesto, la intensidad de la explosión nos vuelve más concientes y lúcidos.