Dirigido a quienes tartamudean, a los padres de niños con disfluencias y a los profesionales que trabajan con personas disfémicas. Este libro ofrece una explicación del porqué de la tartamudez, aportando una serie de reflexiones, pautas, ejercicios y medidas para prevenirla y tratarla, proponiendo la existencia de una relación de interdependencia entre los factores neurofisiológicos y psicoevolutivos, así como un enfoque que permita abrir nuevas expectativas terapéuticas y de evolución personal.
En el texto se revisan los tratamientos convencionales de la tartamudez, proponiendo la existencia de un «perfil» psicológico/social característico de las personas que tartamudean, derivado de las numerosas similitudes, tanto a nivel de la personalidad y el carácter como de la identidad, consecuencia de determinados déficits madurativos.
Resaltando la importancia del período comprendido entre los 0 y los 3 años de edad para la adquisición y desarrollo del lenguaje, se aborda la necesidad de una estimulación equilibrada, describiendo la importancia de las podas sinápticas para la conformación de un aparato multisensorial eficiente, entendiendo que la tartamudez deriva de la persistencia de factores emocionales propios de la primera infancia.
La persona que tartamudea no ceja en su intento de «vivir en espejo» con los demás, centrando su atención en ser aceptada o, mejor, en evitar sentirse rechazada, haciendo de ello su verdadero leitmotiv.
A la vista de la escasez y desfase de los estudios e investigaciones existentes sobre la tartamudez, se expone la necesidad de realizar estudios epidemiológicos amplios y rigurosos, así como de investigar a fondo algunos aspectos claves de la misma.