Simón Lemaître trabaja para la policía de Nueva York. En el ¿presente? recibe una llamada para que acuda a un hospital, donde, en una sala abandonada, están ocurriendo fenómenos muy extraños. Una terrorífica niña-fantasma lo está revolviendo todo. Entre el caos, encuentra un extraño libro que le llama poderosamente la atención, y se lo lleva a su casa. Su lectura —mientras en la ciudad siguen ocurriendo raros encuentros— lo lleva a un mundo futuro, pero el libro no es estático. Su portada cambia y, a veces, él se siente más dentro que fuera. En efecto, poco después, el libro lo transporta al universo futuro que va narrando y en el que él tendrá un papel protagonista. En este, un universo fuertemente tecnificado en el que los humanos conviven con androides, robots y humanos modificados y, a su entender, un salto evolutivo positivo, se suceden las luchas por el monopolio de la libertad, porque cada civilización parece tener una idea distinta de ella y, además, una profecía propia. Una de ellas es precisamente la de la llegada de un humano, el Libertador, cuyas características y poderes coincidirían con los de Simón, ahora Orfeo. Por el camino, pulpos gigantescos, seres temibles producto de cruces genéticos, pecios que esconden una tecnología milenaria y al tiempo muy poderosa, mundos subacuáticos en los que nadan los atlantes, el encuentro de una civilización perdida a la que quizá algunos quieren dar continuidad, dragones descomunales, un ejército enterrado… Mientras tanto, en la tierra se van sucediendo acontecimientos inesperados en torno a las «apariciones» y al desarrollo tecnológico en forma de escuadras de robots, cuya fabricación se guarda en secreto. Sin solución de continuidad, se produce una auténtica invasión de robots y naves espaciales a lo largo y ancho del planeta. ¿Estarán conectados los hechos del presente con los del futuro? Simón-Orfeo parece ser el único que se traslada del uno al otro. ¿O no? ¿Es realmente el primero en hacerlo?