Basado en esta cuestión debatida por científicos, el autor recrea de forma novelada los acontecimientos del Éxodo con el siguiente argumento: Hace unos 3500 años un pueblo se enfrenta a su liberación, tras más de 30 décadas de servidumbre en Egipto. Lidera su conducción Moisés, un proscrito egipcio politeísta con sangre hebrea, en nombre de Yavé que se revela como Dios único, pacifista, respetuoso y solícito por el bienestar de los hombres, cuyo lema es la ley natural: Compórtate con los demás, como contigo mismo. Este pueblo de genes beduinos, errabundo, solo quiere morar en el desierto. La buena voluntad del egipcio converso y los deseos de Yavé confluyen con la del pueblo en un único objetivo: asentarse en tierras de nadie donde se reconstruiría como pueblo nómada. La ambición de sus dirigentes trunca sus aspiraciones, la misión de su líder y la voluntad de Yavé. Apoyados en una mítica idea expansionista de siglos atrás, incorporan la ley mesopotámica del Talión y toda clase de normas y disposiciones con las que acogotan al pueblo y lo someten por el miedo y el terror a la divinidad. Un éxodo lleno de intrigas y conspiraciones, acaba dividiendo al pueblo entre nómadas y conquistadores con el desesperante silencio de Yavé. Una serie de intrigas y maquinaciones llevan a los ambiciosos ancianos a sustituir a Yavé por Baal, planear la muerte de su líder, eliminando todo obstáculo que impida la conquista del Creciente Fértil. Un episodio, relacionado con la persecución por parte del ejército egipcio, cambia radicalmente el proyecto divino de Moisés.