No tengo duda de que puedo responder como Iris Spirer, puesto que Aymar Nin, a quien se debe la autoría, me confirió plenos poderes y charlamos largo y tendido sobre los temas que me preguntas. Pero aclaro que mi nombre es José Luis López
¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela?
Lo curioso es que tiene un momento muy preciso. Había invitado a Aymar a Narón y le llamo la atención el crecimiento urbanístico, semejante a otros puntos de España. Es justo decir que transcurría 1992 y regresábamos de la Barcelona olímpica. Fue toda una tarde, en la que charlamos sobre corrupción, política e, incluso, prostitución. Tengo sus conversaciones marcadas a fuego.
¿Hay algo de real en La mariposa asesina?
Detalles, sí, desde luego, y muchos. La mayoría, debidamente transformados y reconstruidos. Como curiosidad te diré que un hecho supuestamente paranormal que se narra, la aparente transmisión de pensamiento en una clase de lengua, sucedió realmente. Aymar conservó los nombres verdaderos y relación de los profesores implicados. Según me dijo, guardaba de ellos muy grato recuerdo y admiración.
¿Por qué cree que los asesinos, y los «malos» en general atraen tanto a los lectores, en el caso de la literatura, y a los espectadores, en el caso del cine?
Sobre eso Aymar no tenía duda. Charlamos mucho sobre moral, ética, empatía y la potencialidad humana. Según decía, todos tenemos una empatía genéticamente heredada y existe una moral universal, pero es muy ambigua, no sirve para el día a día, solo marca pautas generales de comportamiento. Si a esto añadimos la represión que obligatoriamente representa la educación, es fácil deducir la fascinación a la que te refieres: necesidad de seguir un comportamiento ético y deseo íntimo de rebelarse contra él. Fíjate en el detalle de que los héroes suelen ser personajes míticos, el malvado es más real y surge casi a nuestro lado
¿Cómo recomendarías La mariposa asesina a sus potenciales lectores?
A mí me encantó la facilidad de lectura y su trama absorbente, al tiempo que toca temas candentes y obliga a reflexionar.
¿Te atreverías con otro género literario?
¡Muy buena pregunta! No estoy seguro de que Aymar piense en un género literario concreto mientras escribe. En realidad, utiliza un argumento para explicar su pensamiento. De hecho, tengo un problema con su próxima novela, Romance de Moreno Cholo, un crítico ha dicho que son dos novelas en una: por un lado, novela negra, por otro, tema social. Me toca a mí decidir, cuando se me pregunte, el género.
Lo que he sí he notado en el conjunto de su obra es la abundancia de la transgresión en todas sus vertientes.
¿Algún proyecto en ciernes?
Me remito a la anterior respuesta. La novela ya está escrita: Romance de Moreno Cholo.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Creo que Aymar ha leído de todo. Me comentó que en su adolescencia acostumbraba a faltar a clase para ir a leer a la biblioteca. Allí, a los trece años, se deleitaba con El Decamerón, y a los dieciséis se empeñó en leer a Freud, Marx, Fraga y a Antonio Primo de Rivera, todo a un tiempo, para ver si llegaba a sacar algo en limpio. Creo que al último lo sustituyó por Kropotkin, y al penúltimo por Proust. Supongo que hubo en eso mucho de broma. Lo que me dijo muy en serio es que siempre quiso ser Lou Andreas Salomé.
¿Quién es?
No lo sabemos. Solo disponemos de los datos que aparecen en el libro. Datos que son tremendamente inquietantes.
¿Es Iris Spirer el seudónimo de Aymar Nin?
Son muchas las incógnitas que tengo sobre Aymar. La conocí en Barcelona en el 92, ni a ella ni a mi nos interesaba el deporte así que la invité a mi Ferrol natal. Debo confesar que, aun tratándola en femenino, sus modales masculinos siempre me hacían sospechar. No, nunca llegamos a ese tipo de intimidad sexual, temía lo que me podía encontrar y tampoco sé si me lo hubiera permitido. Con todo, fue una semana extrañamente tórrida la que pasamos juntos, creo que la más voluptuosa que viví nunca. Solo una semana, pero quiero creer que lo suficiente intensa como para que después me escribiera durante tanto tiempo (¿o fue otro el motivo?): Toledo, Barcelona, Soria, Roma, Moscú, Caracas…, nunca sabía de donde podía venir su siguiente envío.
Fue así como fui recibiendo todas sus cartas y las novelas, siempre anunciadas con aquella posdata “a ti que te gusta leer, para que te entretengas. Cuídala o quémala, no hay copias”. En las cartas, a menudo extensas, comentaba acontecimientos más que cosas personales, aunque algo había. Lo más irritante eran sus preguntas sobre mí, ¿por qué me preguntaba si sabía que no podía responder al no saber su paradero?
¿Cuál era su procedencia? No lo sé. Su aspecto se corresponde con el sureste asiático, posiblemente Filipinas. Su extraño acento no puedo estar seguro de si era real, fingido o solo un peculiar acento personal.
Dejé de tener noticias hace ya tres años. Las novelas siempre aparecían firmadas por Iris Spirer. ¿Debo decir más?
Aymar, si esto llega a ti, ponte en contacto. Dime, al menos, si he hecho bien en publicar o no.
José Luis, Ferrol, noviembre de 2019