La invasión a Ravenia ha comenzado. Legión tras legión, los prunos avanzan como un río de lava incandescente a conquistar la ciudad amurallada de Mulvah. El general Thangil y Gílaros Túlias marchan a la cabeza del ejército imperial, que luce como una gran maquinaria perfecta, aunque en su interior se prepara la mayor de las traiciones jamás ideada. Un hombre deforme y embrutecido surge desde las entrañas de las Salorias. Larek, el esclavo liberado, va a la guerra junto a una compañía de ravenos. El antiguo juramento de venganza se vuelve tangible, la revolución ya no es el ingenuo deseo de un niño. El choque final entre antiguos enemigos, entre mundos opuestos, es inminente. Los esclavos de Prunia se cuentan por miles, pero solo un puñado de ellos quedará envuelto en las mismas redes del destino, y avanzarán por caminos separados hacia la meta final. Segunda y última parte de Vientos de Revolución.