A sorbos de papel sabe a intenso, a delicado, a profundo, a disfrutar del momento con la perspectiva del tiempo, a surcar en cada trago los viejos recuerdos. Está cargado de sentimientos, propios o ajenos, pero que siempre nos marcan por dentro.
Denota matices, a veces sutiles, a veces tan penetrantes que en cada verso podrá degustar la acidez de una crítica o el dulzor de los besos, lo agrio del desamor o el amargor de cuando ya no hay consuelo, el cuerpo de las lágrimas, el frío intenso de anhelos… dejando en boca el calor de la pasión de los deseos.
Se recomienda encarecidamente leer con detenimiento a temperatura ambiente, a poder ser en la comodidad que da un sofá; en el hogar, café o bar…, marinando cada sorbo de papel con chocolate, infusión o té; o la bebida que más le apetezca.