Nací, me nacieron un día 1 de Febrero,(un día Domingo para más molestia).
No sé si era un día frío o si el viento corría barriendo todo lo muerto que se acumula en las aceras.
Pero sí se algo, aquel día fue de por seguro, tormentoso…
Pronto, muy pronto, me daría cuenta de mi deplorable habilidad:
Arremeter contra mis adentros…
Todo aquel que me conoce sabe que si fuera un café sería un “manchadito”.
Mientras todos jugaban al balompié en el recreo con porterías hechas con abrigos parcheados de los 90’s,yo me obnubilaba con los quehaceres de las hormigas y me maravillaba con las grandes preguntas de la existencia.
El deporte cura, me ha lavado la calamidad durante años, pero ahora ya solo escribir me sacia…
Viajo siempre con el equipaje justo para no dejar rastro tras de mí y para aligerar mi marcha cuando proceda.
También huyo del ruido de la palabra vacía y me cuido de la fama, pues hace ya algún tiempo que el marketing se dio un revolcón con la demencia…
Guarda bien profundo en ti aquello que desea salir y que late en tu interior con fuerza, y terminará por resurgir un millón de veces más fuerte.