Como dice el autor en el prefacio, esta obra está compuesta por tres cuerpos. Un primero, Los lagartos, que se desarrolla a través de narraciones que son un vivo reflejo de la sociedad española de posguerra, tanto rural como urbana, supervivientes de la escabechina a la que fue sometida la obra por la censura franquista y a las que el autor ha incorporado aquellas que fueron excluidas y él guardaba en viejas carpetas.
Un segundo y tercer cuerpo de difícil catalogación por tratarse de relatos —algunos de claro trasfondo autobiográfico— y artículos de variados escenarios, épocas y estructuras. No obstante, reflejan una nítida intención, en algunos casos, de poner rostro y alma a personajes sin perfil que sirvieron de relleno en una sociedad sometida, y en otros casos, analizar situaciones y hechos que quedaron desnudos ante los ojos críticos y difícilmente adaptables de este autor.